Personas con complejo de inferioridad, aprenda a decir que no y genere autoestima y confianza en sí mismo

Existen personas que hacen todo lo que se les pide aunque les suponga grandes esfuerzos personales y en realidad les falte tiempo necesario para cumplir con ellas. No pueden evitar ser así. Es fácil descubrir el por qué de ese comportamiento. Estas personas están motivadas por el deseo de ser amadas y sentirse útiles.

«Si digo que no, no valgo nada». Ese es el concepto que tienen de sí mismos y que está profundamente arraigado a su personalidad. A pesar de su deseo de pasar un fin de semana tranquilo, se dejan manipular. Aunque la mayoría no son conscientes de ello y quizás tampoco quieran oírlo, su problema es un complejo de inferioridad.

A través de sus actividades y tareas adicionales son capaces de sentirse apreciados y valiosos y así compensan la insuficiencia que sienten dentro de sí mismos. Al principio, la mayoría consigue su propósito, pues su entorno les estima, les considera competentes, admira su eficacia y su capacidad de rendimiento y por esos motivos les alaba frecuentemente. Pero antes o después descubren que con el tiempo la ayuda que prestan, los favores que hacen y todos sus esfuerzos, ya no son agradecidos, sino que su entorno los toma por descontado y cada vez les exige más. Entonces comienzan a sentirse explotados y se enfadan consigo mismos, pero no son capaces de hacer algo al respecto. En primer lugar temen perder su popularidad si cambian su comportamiento y tampoco quieren defraudar las expectativas que ellos mismos han creado. Al final, consiguen exactamente lo contrario de lo que deseaban, pues en vez de admirados y amados, nadie les toma ya en serio.

Los psicólogos creen que las causas para la incapacidad de decir no, en su mayoría se encuentran en la infancia. Si los padres siempre dicen que sí, los hijos después harán lo mismo. Aunque enseñen a sus hijos a no decir a todo que sí, no tendrá ningún efecto, si ellos no lo demuestran a través de su propio comportamiento.

Una madre que se sacrifica a todas horas por sus hijos y su marido, es sin duda el ideal de muchas personas, pero no es un buen ejemplo de autoestima y confianza. Si la madre no sabe decir que no, ni tiene la suficiente seguridad en sí misma para rechazar ciertas tareas, la hija tendrá los mismos problemas en su día.

En la mayoría de los casos se trata de mujeres, ya que ellas son más proprensaas a dejarse dominar por la presión social que los varones y, por lo tanto, les es más difícil decir que no. A causa de ello llevan una vida física y mentalmente agobiante y angustiosa. Pero tampoco los hombres son completamente inmunes a esta manera de ser.

DECIR SIEMPRE QUE SÍ CAUSA PROBLEMAS EN LA SALUD

Las consecuencias para la salud pueden ser nefastas: fatiga crónica, síntomas psicosomáticos como dolor de cabeza o dolor de espalda y depresión.

Lo que motiva a ciertas personas a sacrificarse por los demás, y a poner las necesidades ajenas por delante de las propias es, entre otras cosas, el miedo a la soledad y el temor a ser abandonadas o rechazadas por sus seres queridos y sus próximos. El que no aprenda a marcar sus límites, no será capaz de distinguir entre las propias responsabilidades y las ajenas. De modo que abrirá el camino al tipo de personas que son propicias a abusar de sus poderes y que suelen oprimir a los demás.

APRENDA A DECIR QUE NO

Pero no hay que desanimarse, pues es posible aprender a decir que no. Primero trate de descubrir en que situaciones le es imposible negar su ayuda. Intente averiguar en qué círculo de personas es más probable que rechace una tarea o que muestre que no está dispuesto a hacer un favor. Pregúntese por qué le resulta tan difícil decir que no a ciertas personas o en ciertas situaciones.

Cuando haya sido capaz de encontrar respuestas para estas preguntas, podrá comenzar con el proceso de re-educación. Le resultará más fácil si es consciente de que la persona a la que se dirige, le quiere y estima – o que en realidad su opinión no le interesa o le da igual.

PRACTIQUE A DECIR ¡NO!, EJERCICIOS RE-EDUCATIVOS

Comience sus prácticas con personas extrañas, como por ejemplo una dependienta. Diga en voz alta y claramente «no», cuando le pregunte si desea algo más. No deje que su expresión, tal vez sorprendida, le desconcierte, sino disfrute de su pequeño éxito.

Imagine ahora una situación conflictiva con un amigo o colega, y piense como mejor responder, si esa persona le pide un favor en un momento inoportuno. Cuando se dé el caso en la vida real estará bien preparado y podrá articular su punto de vista con claridad y de manera asertiva. ¡Mírele a los ojos, hable con firmeza y no admita discusiones!. Tendrá que soportar que al principio alguno u otro quizás se sorprenda o incluso se enfade.

En poco tiempo, sin embargo, la situación se normalizará, las personas de su entorno se acostumbrarán y aceptarán que no pueden disponer de usted a cada momento y siempre que les venga bien. Mejorará notablemente su autoestima y se sentirá seguro de sí mismo, lo que le proporcionará más energía y vitalidad.

Si estos ejercicios de re-educación personal no le ayudan a progresar, podría ser que el miedo a decir que no, esté profundamente arraigado a su carácter y su manera de ser. En ese caso sería recomendable buscar ayuda profesional. A veces unas cuantas sesiones con un terapeuta, pueden ser suficientes para deshacerse del problema.

autoestima y confianza en si mismo
autoestima y confianza en uno mismo